Carta de Carlos Peña sobre Labbe

El alcalde Cristian Labbé -custodio del dictador, agente de la DINA y, aunque su sobrepeso lo desmiente, alguna vez comando- reaccionó frente a la protesta escolar. Cerró los liceos de la municipalidad que dirige, anunció que no habría matrículas para los estudiantes de otras comunas y reprendió a los alumnos insinuando que eran unos advenedizos y unos malagradecidos:
“El 85% de los alumnos que tiene Providencia son de fuera de la comuna -dijo- y reciben una educación en que el 99% ingresa a la universidad, y resulta que estos alumnos le responden a su sostenedor de esta manera. ¡No más! -exclamó. Nos vamos a concentrar en los alumnos de Providencia”. Si alguien quiere educarse en Providencia -agregó- pues tendrá que irse a vivir ahí.
¡Qué se habían creído!

No hay mejor forma de retratar los problemas del sistema escolar -y las razones de la crisis que experimenta- que esas palabras del coronel, guardaespaldas, agente y alcalde don Cristian Labbé.
Cuando el alcalde hizo esas declaraciones, el Liceo Lastarria estaba ocupado por alumnos, profesores y apoderados que, al margen de la comuna donde habitan -sea Puente Alto, Conchalí, Maipú o La Florida- sienten que ese lugar ubicado en Providencia es suyo. Y tienen toda la razón. El Liceo más que un recinto físico es una comunidad de intereses y de propósitos que, día a día, reúne a alumnos y profesores quienes, mediante el diálogo cotidiano, transmiten y reciben la cultura disponible. Los alumnos no ven en su Liceo simplemente un lugar en el que mejorarán su capital humano; los profesores tampoco ven en él un mero empleador del que recibirán un salario; ni los apoderados lo miran como una plataforma para el ascenso social de sus hijos. Los alumnos, los profesores y los apoderados, al margen de donde provienen, habitan ese colegio, lo ven como su hogar, y son capaces de reconocerse en él con los ojos cerrados: lo han llenado con sus experiencias, sus proyectos, sus quejas y, ahora, con su malestar.
Pero viene el alcalde -el sostenedor de ese lugar quien nunca, dicho sea de paso, fue a un liceo- y les notifica que, en realidad, el Lastarria o el Carmela Carvajal, no les pertenece en modo alguno, sino que el 85% de los alumnos que no habitan en la comuna donde se sitúa, están simplemente de allegados, admitidos en él por una mera concesión graciosa del municipio a la que su alcalde puede, cuando quiera, poner fin. Los alumnos y los apoderados se enteran así que no están ejerciendo un derecho sino recibiendo una dádiva de los vecinos de Providencia. Ese 85% de alumnos y apoderados no tienen -en opinión de Labbé- ningún derecho a estar allí sino que están recibiendo un beneficio gracioso que, si se portan mal, les puede ser de un día para otro arrebatado.
¿No es eso de lo que se quejan los alumnos: que recibir educación de cierta calidad se ha transformado en un azar o en una concesión graciosa en vez de ser, como es, un derecho que puede ser exigido y que todos estamos obligados a satisfacer? ¿Acaso lo que causa molestia no es justamente lo que Labbé, sin ningún pudor, proclama, a saber, que la educación es una dádiva que debe ser agradecida por los advenedizos y los recién llegados y no, en cambio, un derecho que pueden exigir?
Es difícil concebir ideas más tontas e indignantes que las que expresó Labbé.
En ellas subyacen todos los prejuicios que acompañaron la ideología escolar de la dictadura y contra la que hoy se rebelan los jóvenes: que la elección de escuelas es una búsqueda de ventajas individuales; que los intereses educativos se reducen al recinto en que cada uno estudia y, en caso alguno, se extienden a la suerte de los excluídos; que la promoción de intereses generales o políticos en la escuela es un pecado que merece la negación de matrícula; que la educación no es un derecho sino un bien que distribuyen el azar o las municipalidades que -como Providencia y su alcalde- son dadivosas con los que no tienen.
¿Acaso no es increíble que alguien capaz de decir tales sandeces sea alcalde y que, en ese carácter, tenga a su cargo la administración de parte del sistema escolar?
Carlos Peña
Rector UDP
fuente: emol.com

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *