De los datos entregados el lunes, podemos afirmar matemáticamente dos cosas: Primero, que el 40% más pobre de la población de Chile se llevó un 12% de la torta de los ingresos del país derivados del trabajo (llamados “ingresos autónomos“). El 10% más rico de la población de Chile se llevó un 40% de esa misma torta de ingresos autónomos. Hasta aquí el mercado. Lo segundo, pone en escena al Estado. El 40% más pobre de Chile se llevó el 69% de la torta de las llamadas transferencias monetarias. El siguiente 40% representado por las clases medias se llevó un 27%, y al 20% más rico le tocó apenas el 4% de los subsidios sociales (¡mal hecho; deben ser los mismos que piden factura en el supermercado a nombre de la empresa!). Hasta este punto, el Presidente se apresuró y tuvo el desacierto de afirmar que los dineros de los programas sociales estaban mal focalizados. Por el contrario, Chile aprobó con muy buena nota en materia de focalización del gasto social.
Julio Berdegué
Doctor en Ciencias Sociales e investigador de Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
fuente: elmostrador